En la década de los 80 surgió el club de los onironautas, fundado por el escritor con pseudónimo Sófocles. Él, y un grupo de personas, se propusieron soñar con un determinado lugar y reintentar esta experiencia los días 27 de cada mes. El lugar elegido fue la Plaza del Obradoiro, y más específicamente, las escaleras de la Catedral de Santiago de Compostela.
Sófocles, es su libro sobre onironaútica, narra como esa noche se desplazó oníricamente allí donde, de los siete que se habían citado, se encontró con cuatro de ellos. Eso no confirmaba aún nada. Pero, al día siguiente, cuando se encontraron en el mundo físico (como yo lo llamo) todos recordaban exactamente lo mismo. Solo uno de ellos por haberse movido al despertarse demasiado rápido (algo que explicaré en post próximos) recordaba solo parcialmente el sueño.
Fue en ese preciso momento, en que corroboraban y rememoraban su encuentro onírico cuando el Club de los Onironautas fue oficialmente fundado. Habían comprobado de manera irrefutable que varias personas pueden interaccionar entre sí en el mundo de los sueños, y además, más adelante, que ese mundo está habitado por gentes muy interesantes y abarca mundos, universos, regiones y lugares dignos de ser conocidos, explorados y recordados. No hay que olvidarse que uno de ellos, y muy rico en detalles, es nuestro propio mundo interior, y quién sabe, una puerta a ese otro mundo que es la muerte y que los griegos llamaban la hermana mayor del sueño.
Un onironauta es un viajero del tiempo y el espacio capaz de moverse a voluntad en ese mundo que le pertenece y al que, en la actualidad, infravaloramos.
El mundo de los sueños forma parte de nuestras vidas, lo queramos o no. O incluso sería mejor decir, lo recordemos o no. Un tercio de nuestra la vida la pasamos en ese mundo, conscientemente o no. No prestarle atención sería como olvidar parte de lo que somos. Nuestro carácter, reacciones, personalidad, e incluso, nuestras elecciones tienen su origen en este mundo donde el subconsciente es el regente. En este mundo se gestan, mezclan y ordenan nuestras posibilidades.
El onironauta es la persona que hace consciente lo inconsciente, que explora conscientemente el mundo de los sueños donde habitan las ideas. El mundo de los sueños contiene todo el conocimiento pasado, presente y futuro a la espera de alguien que lo capte y lo materialice.
Las musas habitan este mundo. Bienvenidos al Onyros.
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