
Puede que seas un escritor de mapas y esto ya lo sepas, pero si eres de brújula, como yo, has de saber, lo siento, que con la edad tu cabeza ya no será la que era, o es.
Aunque seas de brújula, para poder hablar de alguien primero tendrás que conocerlo, tal vez no tan profundamente como aquí te indico, pero sí al menos una serie de rasgos esenciales que serán necesarios para poder desarrollar su historia. Al principio, esos rasgos se me iban desvelando conforme escribía, pero tras leer muchos manuales, como sabéis es mi TOC, descubrí la utilidad de conocerlos antes. Juan Gómez Jurado, por ejemplo, antes de comenzar a escribir una novela, llena cuadernos de la historia y conversaciones con sus personajes. Y es que a medida que conocemos a una persona nos resultará más fácil prever sus reacciones, anticiparnos a sus deseos, saber cómo hablará o cómo sonará su voz. Y para eso el equipaje mínimo del que tendremos que disponer es de este identikit, que no es otra cosa que una herramienta para construir la identidad de tu personaje. En él no solo incluiremos datos generales, como si fuera una ficha policial. De hecho, lo que incluyo en el documento adjunto en negrita es lo que la mayoría de los manuales y cuadernos de planificación para tus novelas incluyen. Lo novedoso, y que solo unos pocos manuales incluyen, es la segunda parte.
Con respecto a los datos generales, lo primero a redactar es una biografía del personaje, tan extensa o breve como tú prefieras. Lo esencial es saber la edad, lugar de nacimiento… todos los sedimentos del pasado capaces de explicar por qué tu personaje es como es. Si sabemos de dónde viene, sabremos a dónde va. Pero sobre todo esto es importante a la hora de conseguir algo muy importante en toda narración: la coherencia. Ya que una de las cosas importantes a determinar es su forma de hablar o registro lingüístico. No hablará igual un abogado que un albañil, o a lo mejor sí y eso lo hace interesante… Tú decides tu propia aventura.
Después incluiremos una descripción física del personaje. A mí me ayuda buscar la foto del actor o actriz que le pega. Y una vez elegido su ropaje exterior, nos liamos a componer su ropaje interior, su descripción psicológica.
Pero antes de seguir con el resto, se me olvidaba algo muy importante: dar un nombre a tu personaje. Determinar un nombre adecuado es un aspecto clave que contribuye a edificar la identidad. El nombre debe estar en consonancia con su origen social y con el momento histórico en el que se desarrolla la acción. No podemos llamar a una mujer labriega del Siglo de Oro español «la Jenny». Y hay que huir del tópico, evitar nombres que no den información, como llamar Rafael a alguien de Córdoba. A no ser que sea Rafael por algo en particular.
Los rasgos externos también son una tarea importante que imaginar. Como ya te he dicho antes: ¡haz un casting! Si optas por no hacer el cuestionario, sí que es importante que le busques a tu personaje algún rasgo particular que lo diferencie de los demás. Algo que haga que solo con verlo lo identifiques con él. Como el sombrero con Indiana Jones o la pipa con Sherlock Holmes, o la heroína…
Pero no debemos detenernos en sus rasgos exteriores e interiores. También es importante lo que rodea a tu personaje, qué ambientes frecuenta, cómo es su casa, su barrio, su ciudad…
En resumen, debes tener claro cómo es tu personaje antes de caracterizarlo en tu novela, es decir: presentarlo al lector.
Pero también puedes hacer todo esto tras someter a tu personaje a ese TERCER GRADO que te incluyo en la segunda parte del IDENTIKIT. Recuerda que tú eres el arquitecto de tu historia y que las preguntas que aquí te incluyo son las mías, pero tú puedes tener las tuyas. Así que pregunta hasta que no te quede ninguna duda de quién es, qué quiere y qué hace. Y lo más importante de todo: disfruta con el proceso.
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